lunes, 7 de octubre de 2024

Actividad Módulo 2


Como tantas otras personas antes, y como tantas otras que vinieron y vendrán después, cometí la imprudencia de nacer en Madrid. A Gloria Fuertes le pasó lo mismo.

Nació un 28 de julio en el Lavapiés de 1917 a los dos días de edad, tras un laborioso parto, en el que si se llega a descuidar, su madre se muere por vivirla. A los tres años ya sabía leer y, a los seis, sus labores. En esos años, podéis imaginar, las labores de una niña en un Madrid casi paleolítico pasaban por regatear en las tiendas e ir a los pueblos por zanahorias. Ni Pepa Pig ni jugar en el patio del cole. A los nueve años le pilló un carro y, a los catorce, la guerra. Quiso ir a pararla pero la detuvieron a mitad del camino. Fue por ese entonces que empezó también con los amores, con los que se callaban y con los que no.

Tras finalizar los estudios en el Instituto de Educación Profesional de la Mujer (sic), consiguió trabajo en una oficina, donde trabajaba como si fuera tonta, aunque el botones y Dios sabían que no lo era.

Escribía por las noches, cuando no trabajaba. Y escribir cuando podía añadió otro palo a la rueda de su carrera. No solamente era mujer y lesbiana, también era pobre. Expulsada del academicismo más canónico (de hombres heterosexuales acomodados), al que probablemente tampoco llamó a la puerta, centró su obra en la poesía y dramaturgia infantiles, aunque tampoco descuidó a sus lectores adultos.

Su complicada situación socioeconómica en plena posguerra y el nulo apoyo familiar que recibió no frenó su incesante labor divulgativa, literaria y de lucha por la igualdad, empezando por los más pequeños. Tanto tuvo que luchar contracorriente que vivió en una gran soledad, más sola que ella misma. Su contribución a la literatura española de los años previos a la democracia, junto con la lucha por el medioambiente y la defensa del pacifismo la convierten en una de las grandes referentes ya no solo de Lavapiés, sino de todo el país, o del mundo entero.

Obras como sus “Tres reinas magas” ahondan en la crítica social desde un trabajo educativo orientado al público infantil, albergando un deseo implacable de difundir el interés por la cultura, inculcar valores en la igualdad de género y remando por conseguir una mayor conciencia en igualdad de oportunidades y de condiciones.

Afortunadamente, y a pesar de no ajustarse a los moldes de la corriente dominante en la escena literaria de su época, Gloria Fuertes fue una autora popularmente reconocida a la que nunca le faltaron oportunidades de seguir cultivando su obra tanto literaria como divulgativa. Prueba de ello son los numerosos programas infantiles que le concedieron en radio y televisión, sus colaboraciones en distintos periódicos y los premios que obtuvo en vida.

Por todo ello, fue un gran ejemplo de superación, de lucha contra la desigualdad y de perseverancia en el trabajo de la vocación frente a todas las adversidades que se pueden encontrar en el camino.

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